martes, 26 de octubre de 2010

Día de pesca...

Imagino que sangro junto al río y que mi sangre es delgada y que tu y yo nos adelgazamos en ese hilo constante y rojo que brota de mi herida, nos vamos yendo, nos vamos diluyendo los dos en esta corriente que arrastra pasado, alegrías antiguas y lágrimas genuinas, un río que fluye sin detenerse, (¿y quien detiene el cause de un río con dos manos?) nos adelgazamos hasta volvernos casi imperceptibles, como el hilo de una telaraña que apenas brilla en un ángulo preciso contra la luz de un recuerdo mágico e incandescente como un sol de medio día en invierno, nos vamos yendo entre peces desesperados y abatidos, quizá pares de manos que quisieron detener la corriente o invertir su curso, nos vamos alisando piedras que después se regalaran nuevos enamorados, que a su vez después se provocaran heridas, que sangraran y se adelgazaran y se diluirán en el rió, nuevos peces en el flujo continuo del desprendimiento, corazones aferrados débilmente a las orillas, anzuelos que no brillan como espejos pero que llevan a una nueva casa la pesca del día: "¡Madre! fui al río y pesque un corazón y un par de manos, no necesito mas, ¡ahora soy feliz!"
Algo me expulsa de mi delirio, vivos movimientos como de manos saludando a lo lejos, como de latidos de corazón regocijado, como de peces que han mordido un anzuelo... y la sangre que brotaba de mi herida era el hilo de mi caña de pescar...

martes, 19 de octubre de 2010

Ya no...

Ya no asisto a salas de espera donde no hay nada que esperar, o donde solo dan malas noticias...

Nunca he esperado en la lavandería desde el inicio del ciclo de lavado hasta el final, prefiero fumar algunos cigarrillos en mi departamento mientras la ropa, (allá) se limpia y se desgasta, se enjabona y se enjuaga en automático...

Ya no espero una señal que salve el día, un signo, un gesto, un texto y en el un infame emoticón..
nunca me gusto rogarle al "cadenero" por la entrada, siempre tuve la impresión de que al lugar al que me fuera me esperaba algo mejor...

Ya no dejo que el despertador me de la primera orden del día, sobre todo esa que es difícil de acatar, prefiero verlo activarse y darme cuenta de que no era un monstruo, ni un enemigo poderoso, ni un acontecimiento difícil de dominar, ahora lo veo ahí, con su lucesíta verde, con su melodía monótona y conflictuado, porque ya no me despierta...

Ya no dejo pasar trenes, ni rechazo invitaciones, ni me quedo en casa para darle de comer a los
recuerdos a su hora...

Ya no busco en librerías biografías que no se escribirán, ya no acaricio visiones, ni recurro al espejismo, ni hago caso a los fantasmas, ni me hago trampa a mi mismo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Puntos suspensivos...

Soy un hilo que se sostiene a la tierra, una red para cazar mariposas, un guante para cazar tu mano izquierda, un pedazo de pan repartido en algunas bocas, soy una boca y muchas palabras, también soy un beso y quizá una mentira.
Soy todo y soy nada, soy como tú, mi alma es como tu alma, soy tu voz y también soy silencio cuando callas, soy enorme porque no se lo tengo que demostrar a nadie, soy mínimo porque soy universo, porque me cabe el sol en una mano, la noche en un ojo y el mar en un recuerdo, soy infinito, soy eterno en este momento irrepetible, soy hombre y me visto con la historia de mi género; he manejado la lanza y tocado la lira, he inventado el fuego, descubrí las estrellas, les puse un nombre y las agrupé en constelaciones, y he visto tus ojos y no he podido hablarles, les llame peces oscuros, les llame migas de noche, los convertí en refugio de mis contingencias y los hice llorar porque también soy hecatombe, soy terremoto y derrumbe y maremoto, soy calma después de mi propia tempestad, soy bien y soy mal, me lo dijeron, no tuve elección, tenia que haber un equilibrio.
Soy inocente y he sido culpable, culpable de mí y de ti, he sido mi propio villano y aveces  también mi propio héroe, he sido débil pero también soy fuerte, soy grande porque mi grandeza radica en un encuentro con Dios, una conexión, una alianza permanente, un dialogo constante de preguntas y respuestas, una entrevista sin horarios, sin testigos y sin nada que ocultar, soy pequeño porque soy polen, soy rocío, soy minuto, y he sido minuto en tu tiempo, soy un punto, o dos, o tres puntos juntos... Suspensivos.

lunes, 4 de octubre de 2010

...

ya no sabemos si hacemos llorar al universo, si con una acción provocamos el derrumbe de algún árbol, la caída de una estrella, el frió de esta noche, ya no lo sabemos y quizá nunca lo supimos, yo no sabia que al provocar tus lágrimas estaba provocando las mías después, tu no sabias que ese después siempre fue inmediato.

Nunca supimos que eramos humanos, que estábamos (que siempre estamos) al borde del error, de despilfarrar la herencia original, que tenemos en alguna parte de nosotros la abolladura del molde que concibió nuestro momento, porque somos arcilla, lodo maleable, lodo que llora, que se humedece, que se seca, que se enamora, lodo que sufre, que a veces canta, que se humilla y a veces también se cree buen lodo.

Y ahora que sabemos que no sabemos nada, nos sentimos enormes y a la vez reducidos, (como se saben las ciudades en los mapas de bolsillo) enormes en la ignorancia vital que se alcanza después de la experiencia, y reducidos contra el tamaño del sueño que vivimos.