domingo, 25 de agosto de 2013

Un mundo de personas ideales.

Leo un tip que dice que las personas que ríen mucho soportan más el dolor, porque la risa libera endorfinas que producen un efecto analgésico. Como también leo que besar es uno de los mejores antigripales ya que los besos favorecen al sistema inmunológico y obviamente que todo esto se basa en los estudios realizados por algunos investigadores de no sé que chingada universidad, la cual, jamás había escuchado nombrar.

Investigadores que me imagino con batas blancas y camisas azules, formando a hombres y mujeres de mediana edad, desnudos, conectándoles cables y sensores en la piel, insertándoles sondas por todos y cada uno de sus orificios, preparándolos para comenzar a practicar sus hipótesis de cómo somos, de cómo funcionamos, porque estamos descompuestos, hemos tenido que investigar cuales son las sustancias químicas que nos hacen felices, para poder tragarnoslas en un comprimido, porque las que producimos por nosotros mismos, ya no son suficientes, quisiera decirlo de alguna manera un poco más clara, pero sólo se me ocurre decir que ya no somos autosustentables, ya no nos autorreparamos o ya no queremos hacerlo, porque nos cuesta trabajo o no nos es posible activar todas esas autodefensas cuando estamos jodidos, porque si esos estudios sirvieran de algo y siguiéramos al pie de la letra todos esos consejos de base científica, seríamos personas ideales, autosuficientes.
 Si hablo por mí puedo decir que cagarme de la risa en ciertas ocasiones no me ha menguado ningún dolor de muelas o de sentimientos, puedo decir que me he tragado todas las barras de chocolate que me encuentro cuando estoy deprimido y lo único que he conseguido es una aceleración cardiaca del demonio, acompañada de terribles insomnios que me mantienen despierto con todo y mis broncas existenciales, de las cuales, precisamente, pretendía huir.
 Entonces pongo en duda la veracidad de todos esos resultados de laboratorio, y si es que me atrevo demasiado, pudiera decir que pertenezco entonces al margen de error, a ese porcentaje inexplicable que queda fuera de la comprobación científica, que no pudiera ser una persona ideal porque a mí no me sirve de nada tragarme un frasco entero de somníferos cuando lo que quiero no es dormir un sueño inducido, sino un sueño natural y tranquilo, libre de demonios y demás pendejadas que atacan valiéndoles madre el prestigio de los investigadores o el renombre de aquella pinche universidad en Rusia o quién sabe dónde carajos.

viernes, 2 de agosto de 2013

Gracias, André.

¿Cual es un verdadero motivo para el llanto? Me refiero a un llanto genuino, uno que no sepa de momentos oportunos, que no espere a la soledad o hasta cierta forma de controlarlo, uno que no escatime en lágrimas y que no se avergüence ante los demás, que no necesite justificarse, porque de conocerse el motivo, nadie se atrevería a cuestionarlo.

Hoy lloramos a André porque ha dejado de estar entre nosotros, lo lloran sus padres, sus abuelos, sus amigos, lloramos porque nuestra esperanza se ha roto, se ha roto nuestra fe de que libraría esa batalla, lloramos porque a veces creemos que todo es posible, y nos esperanzamos porque algo en el fondo nos dice que se puede. ¿hasta donde deberíamos confiar en nuestra intuición? ¿no es acaso un mecanismo de defensa, porque aún más en el fondo tememos a la fatalidad?

Lloramos a André porque aunque también existía la posibilidad de que se nos fuera, nos resistíamos a ello, André se resistía, lo hizo durante meses (que por cierto, fueron toda su vida) sólo él supo lo que luchó. Hay quienes deciden rendirse, pero yo estoy seguro que este no fue el caso de nuestro pequeño.

Simplemente la vida no es a veces como la esperamos, ni como la suponemos, me atrevería a decir que ni siquiera como la planeamos, si a mí alguien me dice que existe una estrategia segura ante la vida, le pediría que lo probara con la suya propia.

Simplemente es así y ese es el motivo de nuestro llanto, que tampoco me digan que André está en un lugar mejor, porque yo no concibo mejor lugar para un pequeño, que los brazos de su madre, así el mundo se esté cayendo a pedazos.

Prefiero saber que para la vida (para los que nos quedamos en ella todavía un poco más) se necesita valor y coraje para enfrentarla y para retirarnos dignamente así dure muchos años o sólo algunos meses. Yo le digo adiós a André, pero también le digo: ¡GRACIAS!

..

¿Cómo están TUS ojos?


 No es lo mismo verlos en una FOTOGRAFÍA, ¿sabes?


Es casi como ver el MAR en un cuadro; hay nostalgia de por medio entre la MIRADA y la imagen, hay ganas de estar ahí, hay recuerdos, lejanía...


¿Cuanto habrá de distancia entre quien se SUEÑA en un lugar y el lugar mismo, como para volverse tan patético y consolarse en una imagen?


 ¿Cuanto habrá de IMPOSIBLE?