martes, 30 de diciembre de 2008

Qué haremos después del café?

Fugitiva de almacén, siempre yéndote y pensando en regresar,
siempre huyendo temprano y quedándote al final.
madre compasiva de manos lascivas,
virgen complaciente y virgen al día siguiente, despedida.
qué haremos después del café,
me pongo a tu merced,
tienes más idea,
de ti depende que organice una odisea
de un six y pizza fría,
o te dé un beso y que me ría
afuera de la puerta de tu casa,
burlandome de la decencia que te abraza
esta noche que se presta a trapecistas,
artífices del equilibrio sostenido
en busca del placer recíproco constante
a que este lapso demandante nos obliga
sólo pídeme que pida
que enloquezcas unas horas
en las que después pida perdón y tú que siga
donde un hilo de saliva
salve el último ajedrez, ya sin peones
y olvidemos las razones, los aretes y el doblete
de las vidas posteriores
que tendremos que ejercer
maquillando las secuelas
de la guerra cuerpo a cuerpo
que libramos libremente
en el sucio recipiente de infractores
de los cánones morales,
tales que propician la infracción,
respuesta adolecente a la rígida sanción
establecida, medidas suicidas
fugitiva de almacén, dime cómo,
dime cuándo,
dime qué,
qué haremos después del café...