Paso buscando indicios, hilos de media con los cuales poder descolgarme con todos mis supuestos. Busco aquí y allá como un sabueso paranoico entrenado para atar cabos sueltos.
He creado historias justificadas hasta en los mínimo detalles a partir de una palabra, por ejemplo.
Por supuesto que me he equivocado, por supuesto que he inventado monstruos a partir de la oscuridad de mi habitación cuando no puedo dormir y entonces entro al laboratorio de ideas, ahí hay morteros, matraces y tubos de ensaye para mezclar pensamientos, y de pronto ya tengo una historia.
El sentido común es para principiantes, yo no creo en nada que no conozca, a mi no me mueven las corazonadas, por eso hay que investigar minuciosamente cada posibilidad, no se puede andar por ahí sin certezas, aunque me he equivocado, por su puesto.
Pero no dejo de buscar hilitos con los cuales atar poco a poco mis ideas sueltas, hasta forjar un escudo de seguridad irrompible, para cuando lleguen, destructivas, las verdades.