Quizá algún día sea un viajero de última generación y descubra que hay moscas en Júpiter y gusanos en la luna, quizá encuentre cucarachas en Plutón simplemente porque lo abandonaron, porque lo despojaron de su condición planetaria, no sabemos qué es de Plutón y siendo honestos, tampoco nos importa, por eso debe haber cucarachas en él, cientos de miles, millones de cucarachas saliendo de sus cráteres por la noche, como en las cocinas de mugre crónica, como en las loncherías en las que a veces desayunamos sin darnos cuenta que nos acechan desde sus múltiples escondites...
Quizá alguno de esos viajes sea al futuro, y me ahorre tantas incertidumbres, tantas suposiciones y descubra lo que ya sabemos, que los astrólogos son unos charlatanes, que quien adivina el futuro en una taza de café, en realidad lo está adivinando en la mirada de sus clientes. Que la esperanza por sí misma, no figura en el ranking de los sueños alcanzados, que las canas son la kriptonita blanca de los sueños que nunca se hicieron realidad y que siguen ahí, debilitándose...
Viajaré a la velocidad del pensamiento, cuando tenga frío iré a dormir a las dunas de algún desierto humano, un cuerpo de mujer desmoronándose entre sábanas, consumiéndose envuelta en un trozo de papel arroz, deshaciéndose a pedazos como un retrato antiguo, como un recuerdo viejo. Emigraré cuando sea necesario, cuando mi presencia comience a evocar otros tiempos, cuando se me busque para llevarme a prisión, por medio de un retrato hablado que no hable de mí...