Dejo caer mi humo, despacio, sobre la espalda de todos los recuerdos que se arrodillan ante ti, Luna, y tú frente a mí, y nadie más… solo esta luciérnaga de fuego que titubea con su incandescencia muy cerca de mis labios, fumo de noche, a oscuras frente a ti, Luna, no entiendo por qué tu blancura se ha manchado, no entiendo por qué tu velo sepia, qué caries te ha invadido, qué nociones oscuras comienzan a menguar tu brillo, no entiendo, y si entiendo solo puede ser tristeza, un eclipse de sombras y tú, no opones resistencia.. .
Sigo fumando, Luna, sigo pensando sin entender, formando aritos, (es fácil, pones los labios como si fueras a mandar un beso, pero un poco abiertos y lanzas un golpecito de humo… Aunque recuerdo que no sabes mandar besos). Sigo frente a ti y estás tan lejos, a miles de centímetros, muy cerca de mis posibilidades de poder dormir, porque ya no me arrullas luna, ya no cuidas mi sueño, antes bastaba con sumergir mi vaso en tu blancura de leche, llenarlo, beberlo y tener un sueño hermoso y fresco.
Se nos acaba la noche luna, y a mí los cigarros, los recuerdos aunque son esclavos, necesitan descanso, recostarse un poco, porque mañana los abusaré de nuevo, quizá más que ahora, míralos, se mueren de sueño, pero están todos despiertos, Luna, no quieren irse a la cama sin que les hagas un guiño, sin que les digas un cuento, todavía no saben apagar la luz, y la oscuridad que comienza a envolverte les da miedo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario