lunes, 22 de julio de 2013

Somos todo

Somos todo, el tobogán de piedra de la infancia, la pijama de franela con la que dormíamos, el café con leche, la primaria que nos queda chica en los ojos ahora que somos "grandes", la maestra que dejó su voz o por lo menos su perfume en alguna parte de nuestra memoria.

Somos esa niña que nos miró por primera vez y que desde entonces ya no volvimos a ser los mismos, me atrevo a decir que desde entonces una parte de nosotros valió madre, porque las miradas que nos llegan a lo profundo nos vulneran alguna membrana invisible, irremediable.

Somos todos los rostros que hemos visto, todas las manos que hemos estrechado, los cuentos con los que nos durmieron y los insomnios con los que ahora nos desvelamos.

Somos Merrie Melodies y Hanna Barbera, rodillas raspadas y dientes caídos, la comida de la abuela, el domingo del abuelo y los regalos de los tíos.

Somos patios traseros y jardines, árboles habitables, regaños, mocos y llanto pasajero que no se añejaba y que no se repetía.

Somos una mezcla de todo, todos llevamos reunidos los mismos ingredientes, el secreto radica en las distintas y hasta caprichosas proporciones que nos hacen oportunamente diferentes.




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