Leo un tip que dice que las personas que ríen mucho soportan más el dolor, porque la risa libera endorfinas que producen un efecto analgésico. Como también leo que besar es uno de los mejores antigripales ya que los besos favorecen al sistema inmunológico y obviamente que todo esto se basa en los estudios realizados por algunos investigadores de no sé que chingada universidad, la cual, jamás había escuchado nombrar.
Investigadores que me imagino con batas blancas y camisas azules, formando a hombres y mujeres de mediana edad, desnudos, conectándoles cables y sensores en la piel, insertándoles sondas por todos y cada uno de sus orificios, preparándolos para comenzar a practicar sus hipótesis de cómo somos, de cómo funcionamos, porque estamos descompuestos, hemos tenido que investigar cuales son las sustancias químicas que nos hacen felices, para poder tragarnoslas en un comprimido, porque las que producimos por nosotros mismos, ya no son suficientes, quisiera decirlo de alguna manera un poco más clara, pero sólo se me ocurre decir que ya no somos autosustentables, ya no nos autorreparamos o ya no queremos hacerlo, porque nos cuesta trabajo o no nos es posible activar todas esas autodefensas cuando estamos jodidos, porque si esos estudios sirvieran de algo y siguiéramos al pie de la letra todos esos consejos de base científica, seríamos personas ideales, autosuficientes.
Si hablo por mí puedo decir que cagarme de la risa en ciertas ocasiones no me ha menguado ningún dolor de muelas o de sentimientos, puedo decir que me he tragado todas las barras de chocolate que me encuentro cuando estoy deprimido y lo único que he conseguido es una aceleración cardiaca del demonio, acompañada de terribles insomnios que me mantienen despierto con todo y mis broncas existenciales, de las cuales, precisamente, pretendía huir.
Entonces pongo en duda la veracidad de todos esos resultados de laboratorio, y si es que me atrevo demasiado, pudiera decir que pertenezco entonces al margen de error, a ese porcentaje inexplicable que queda fuera de la comprobación científica, que no pudiera ser una persona ideal porque a mí no me sirve de nada tragarme un frasco entero de somníferos cuando lo que quiero no es dormir un sueño inducido, sino un sueño natural y tranquilo, libre de demonios y demás pendejadas que atacan valiéndoles madre el prestigio de los investigadores o el renombre de aquella pinche universidad en Rusia o quién sabe dónde carajos.
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