viernes, 16 de julio de 2010

A mis lectores...

Amo la escritura, amo la lectura... amo el orgullo que me representa lograr un texto de principio a fin, quizá es difícil de entender pero es hermoso, quizá es una satisfacción personal poco productiva, pero es poesía, poesía, como dijera un buen amigo, "de ésa que es efímera y que desaparece cuando se crea".

Amo ese momento de genialidad que te atrapa, te toma por sorpresa, te vuelca por completo sobre una hoja en blanco… explotas en ese folio, vives y mueres en ese instante, con todo lo que tienes, con todo lo que eres, con todo lo que vives, eres solo tú y el cosmos, eres solo tú y tus demonios, tus fantasmas, tus muertos, tus eclipses...

Amo las palabras, su textura, su sonido, su intención, su misterio, su belleza, su color. Amo su veneno, su amargura, y su contundente honestidad cuando se me quedan viendo y me prohíben dulcemente utilizarlas sin verdad...

Amo la escritura, construir minuciosamente un texto y derribarlo casi a punto del final, es un placer poco explicable, pero se asemeja al placer insano de construir un castillo de naipes para verlo caer...

Amo la escritura y, por lo mismo, la respeto, noble oficio intelectual y emocional. La respeto y respeto el momento de crear y no lo obligo, no lo forzo, no le preparo un vomitivo que pudiera lastimar.

Escribo con dolor, con sentimiento y por ahora ya no puedo más... haré una pausa de salud, se me antoja elemental. Comparto esta justificación que es solo para mí, porque la memoria de los hombres no es ingrata y yo muchas veces me he nutrido de las buenas intenciones que hay para mi trabajo...

Solo salvo un poco mi coherencia y no perturbo más al corazón, por ahora no hay nada que decir y hay mucho por hacer… supongo que continuaré escribiendo, para mí, en mi mente, en mis trayectos de rutina, en mis sueños, solo que esta vez no lo documentaré...

La ausencia es temporal, como todas las ausencias, los momentos urgentes en la vida no se pueden aplazar...

VALENCIALEZ.

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