Ya no asisto a salas de espera donde no hay nada que esperar, o donde solo dan malas noticias...
Nunca he esperado en la lavandería desde el inicio del ciclo de lavado hasta el final, prefiero fumar algunos cigarrillos en mi departamento mientras la ropa, (allá) se limpia y se desgasta, se enjabona y se enjuaga en automático...
Ya no espero una señal que salve el día, un signo, un gesto, un texto y en el un infame emoticón..
nunca me gusto rogarle al "cadenero" por la entrada, siempre tuve la impresión de que al lugar al que me fuera me esperaba algo mejor...
Ya no dejo que el despertador me de la primera orden del día, sobre todo esa que es difícil de acatar, prefiero verlo activarse y darme cuenta de que no era un monstruo, ni un enemigo poderoso, ni un acontecimiento difícil de dominar, ahora lo veo ahí, con su lucesíta verde, con su melodía monótona y conflictuado, porque ya no me despierta...
Ya no dejo pasar trenes, ni rechazo invitaciones, ni me quedo en casa para darle de comer a los
recuerdos a su hora...
Ya no busco en librerías biografías que no se escribirán, ya no acaricio visiones, ni recurro al espejismo, ni hago caso a los fantasmas, ni me hago trampa a mi mismo.
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