Hay cosas que me gustaría saber, como en qué año y por quien fue construido el primer espantapájaros, por qué los días grises y la lluvia son conductores de nostalgia, cual era el nombre o el grito que llevaba por nombre la primera persona que hizo fuego, ¿fue hombre o mujer?
Me gustaría haber pertenecido a todas las épocas, no puedo confiar plenamente en los historiadores, me interesa demasiado el mundo y sus orígenes, sus cambios, sus personajes, sus acontecimientos, sus guerras, sus descubrimientos, inventos, música, pintura, mujeres legendarias, hombres increíbles, buenos, malos, mitos, documentos, profetas, filósofos, conquistadores, magos, curanderas, escritores, pintores...
Me gustaría dar un recorrido en el tiempo y escuchar el sermón de Cristo en Sinaí, ver de cerca a la reina de Saba, ver desde la misma roca que observó Moisés la tierra prometida, pasar justo en el momento en que Van gogh pinta la provincia de Saint Remy y que después llamaría "Noche estrellada".
Comprobar con mis ojos si Sophía Loren tenía esa gran personalidad, escuchar una ópera de María Callas, asistir a un concierto de Frank Sinatra, sintonizar un radio para escuchar el momento en que Neil Armostrong puso sus pies sobre la luna, correr por mi vida en la plaza de las tres culturas, saludar de mano a Pablo Neruda, escuchar la voz vencida de Jaime Sabines, ir a Barcelona y entrar a un juego del "Dream team" para ver volar a Michael Jordan, asistir a un recital de Mozart, romper un trozo del muro de Berlín, ser vecino de Audrey Hepburn, escuchar en vivo un tango de Gardel, entrar a un cine y ver "Lo que el viento se llevó", acampar en Woodstock, ocultarme detrás de un árbol mientras Virginia Woolf llena sus bolsillos de piedras y se ahoga en el río (porque estoy hablando de ser testigo, no de cambiar nada) cortar el pasto de Aristóteles Onasis, limpiar las ventanas de Marilyn Monroe, sentarme en la mesa de junto a la de Truman Capote, hurgar en la basura de Andy Warhol, ser el conductor del taxi que alguna vez tomara Octavio Paz, servirle un trago en París a Julio Cortázar sin dejar de escuchar parte de su conversación, chocar con el hombro de Marlon Brando en algún aeropuerto y disculparme, orinar junto a Stanley Kubrik en un baño público... y así pasar por todas las historias (incluso por la tuya) como esa persona que estuvo ahí, pero de la que no se sabe absolutamente nada.
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