lunes, 1 de diciembre de 2014
Sabores de infancia.
jueves, 20 de noviembre de 2014
#TodosSomosBurlasPendejas
sábado, 8 de noviembre de 2014
(El título está en el viento)
viernes, 23 de mayo de 2014
Cabos sueltos.
domingo, 30 de marzo de 2014
Random Thinking.
Me viene a la cabeza lo mismo una canción que un helado de fresa, lo mismo un poema de Sabines, que una reunión de trabajo.
A veces es una playa, seguida de un recuerdo de la infancia, a veces unos zapatos y otras tantas, una cerveza.
Me viene a la cabeza un fragmento de Cortázar lo mismo que el recibo del teléfono. Lo mismo a la una de la tarde que a las seis de la mañana; lo mismo una taza de café, que un cigarrillo; lo mismo una melodía de Haendel, que la fruta del mercado; lo mismo un sueño de hace tres días, que tu voz faltando al respeto a las leyes de la física y propagándose en el vacío, pero tu voz no es sonido, es recuerdo, entonces no hay nada que discutirle a la ciencia.
Me viene tanto a la cabeza y de forma tan aislada; sé que el pensamiento es aleatorio, el recuerdo inoportuno y la memoria traicionera, por eso a veces basta con ceder un poco, sin oponerles mucha resistencia.
sábado, 29 de marzo de 2014
Crezco
Felicidad
viernes, 14 de marzo de 2014
...
-Josué 10:14-
domingo, 26 de enero de 2014
...
Casi siempre mi día termina en puntos suspensivos, por un lado pudiera pensar que es bueno porque, de acuerdo a las leyes de la gramática, esto le da continuidad con el día siguiente. Pero por otro lado, lo puedo relacionar con mi incapacidad para poner un punto final a las cosas, así mi día antes de irme a dormir. Por lo tanto duermo encima de tres inquietantes puntos que no me permiten un descanso pleno, despertándome cansado, con sueño aún, pesado, el problema se agrava cuando los puntos no hacen ninguna conexión, y están ahí, siguiéndome a la regadera, a la cocina, a mi habitación, bajando la escalera, por la calle, en el trabajo, detrás de mí sin separarse ni un solo momento y siempre guardando esa alineación y esa distancia precisa entre ellos para no dejar de hacer de mi existencia un continuo suspenso, dejando alguna luz encendida en lo más oscuro de la noche, cobijándome con un pesado montón de dudas que terminan por dificultarme la respiración, hinchando mis ojos al amanecer y acabando poco a poco con mis palabras, imponiendo en mi rutina su desconcertante silencio.
Pero no dejo de pensar y no pierdo la esperanza de poder decir en un futuro: este fue un día y aquí termina, o mejor aún, rompiendo con esa incapacidad de la que hablaba, también poder decir: esta es otra de mis historias y aquí termina.